Antecedentes:
Los aportes nutricionales recomendados por la AAP para los recién nacidos de muy bajo peso al nacimiento (MBPN) no son suficientes para evitar el déficit de energía y proteínas durante la hospitalización.
Objetivo:
Reducir la desnutrición postnatal mediante una intervención nutricional que evite el déficit energético-proteico desde los primeros días o lo compense precozmente antes de las 36 s de edad postconcepcional (EPC).
Diseño:
Ensayo clínico ramdomizado.
Método:
Se ramdomizaron los recién nacidos menores de 31 semanas peso adecuado para la edad gestacional, a un grupo estándar (GS) que recibió calorías y proteínas según las recomendaciones de la AAP o a un grupo intensivo (GI), que sobrepaso las recomendaciones, para compensar los déficits. En el GI, la alimentación enteral se comenzó el primer día, aumentando en 10 a 20 ml/kg/día hasta alcanzar 200 ml/kg/día con leche humana fortificada o fórmula de prematuros (24 Kcal/oz). El aporte parenteral de aminoácidos comenzó a 1.5 g/kg/día el día 1 con incrementos de 1 g/kg hasta 4.5 g/kg/día. Los lípidos comenzaron el segundo día, con 1 g/kg/día aumentando en 1 g/kg hasta un máximo de 3.5 g/k/d. La nutrición parenteral se mantuvo hasta lograr un aporte enteral de 100 kcal/kg/día.
Resultados:
desde 7/2004 a 6/2005, nacieron 60 pacientes, de los cuales 50 sobrevivieron hasta las 36 semanas de EPC, ingresaron 28 en el GI y 22 en el GS. La media de peso de nacimiento (PN) para el GI fue 1098g (±265) y una EG de 28.2 (±1.6) semanas, similar al GS PN: g 1127 (±255) y EG: 28.1( ±1.4). No hubo diferencias entre los grupos en morbilidad, a excepción de DAP, 62.el 5% en IG y el 40% en SG (p:0.001). La desnutrición postnatal (peso menor al percentilo 10) fue similar en ambos grupos (57.1% vs. 63.6%) a las 36 semanas. A pesar de haber recibido intervenciones nutricionales diferentes, el aporte energético y proteico fue similar, con déficit cero en calorías en el 37% y el 29% en proteína en el GS contra el 26% y el 41% de los pacientes del grupo GI.
Conclusiones:
La intervención nutricional no redujo la desnutrición postnatal, aunque en ambos grupos fue menor a nuestra tasa histórica. Especulamos que la mejora en el cuidado nutricional del grupo estándar fue la principal razón de la falta de diferencias en los aportes de energía y proteína durante el período del estudio.